Malloy se restregó las manos nerviosa.Tenía los ojos clavados en la mesa y parecía incapaz de mirarnos.
El sargento Warner se acercó a él, dio vuelta la silla que tenia en frente, y se sentó apoyándose en el respaldo."Escuche Malloy", le dijo, podemos protejerlo.De hecho tenemos pruebas de las amenazas.Dread no se cuidó demasiado al dejarle ese mensaje en el contestador telefónico.Pero si quiere protección, necesita decirnos dónde se encuentra Dread, y dónde está el dinero del asalto".
Malloy nos miró a cada uno, como si tratara de incrustarnos lo que pensaba con la sola fuerza de su mirada.La expresión de su rostro era una mueca dislocada y patética del más absolutos pavor.Sacudió la cabeza.
"Oh no, ustedes no pueden hacer nada, no pueden protegerme, nadie puede hacerlo. El vendrá por mí"
Warner me miró un instante.Su mirada me decía" va a ser una larga noche."Se volvió hacia Malloy:"Amigo, lo llevaremos a un lugar seguro, donde no podrán encontrarlo.Dread no es tan poderoso".
Y entonces Malloy levantó la cabeza y estalló en la más espantosa carcajada que he escuchado en mi vida. Era la risa de un terror cercano a la locura.
"¡ No lo entiende amigo!", aulló, "Dread dejó ayer el mensaje en el contestador.¡ Y ya está muerto hace dos semanas!".
Autor: Alberto Moreno.